Alfonso X de Castilla, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de El Sabio, nació en Toledo el 23 de noviembre de 1221. Hoy, por tanto, se cumplen ochocientos años de su nacimiento. Murió en Sevilla en 1284. Legislador, escritor, mecenas de las artes, conquistador.... Todo lo fue Alfonso. Y mucho más, si cabe, pues no hubo tarea que no quisiera emprender y no emprendiera.
Queremos acercarnos a la figura de tan magno monarca a través de dos emisiones monetarias. Usamos en primer lugar un dinero prieto, fue acuñado por orden suya. en segundo término reproducimos y estudiamos un billete de cinco pesetas, emitido en pleno franquismo, que usa la efigie de este rey como motivo.
Alfonso intentó velar por
la salud económica de sus reinos. Creó, o al menos articuló legalmente, el
Consejo de la Mesta. Fue en 1273 y su pretensión era la de potenciar la cabaña lanar, de
importancia económica capital para la economía castellana. También llevó a cabo una política monetaria
destinada a frenar la inflación y a sufragar sus ambiciosos proyectos
políticos, como conseguir el título de emperador, "el fecho del imperio", asunto del que luego hablaremos. La
cuestión es que las acuñaciones alfonsíes no solo no frenaron la inflación, sino
que contribuyeron a potenciarla, como atestiguan las crónicas. El caso es que se “encarescieron todas las cosas” y hubo “grand empobrecimiento”. Autores
como Julio Valdeón creen que la crisis de los reinos hispanos estaba englobada en un
contexto general de antesala de una depresión que se generalizaría en el siglo
siguiente en los reinos hispánicos y en todo el occidente europeo. La moneda aquí reproducida no está datada ni tiene marca de ceca. Mide 16 milímetros y pesa 0,9 gramos. (Referencia número 276 de A. Burgos, 1998, valor: 30 euros).
La moneda que mostramos se ha conocido siempre como maravedí prieto pero se trata de una denominación errónea. Lo correcto es llamarlo dinero prieto, que valían una quinceava parte de un maravedí. Por lo tanto, no es un maravedí, sino una fracción de él. El error está tan extendido que todavía hoy se venden estas piezas de vellón (cobre y plata) como maravedís. Así fue adquirida por el firmante de este artículo. La orden de acuñar estas monedas se toma en 1269. y aparecen ya el 18 de febrero de 1270: “E en este año mandó labrar la moneda de los dineros prietos et mandó desfazer la moneda de los burgaleses, destos dineros prietos fazian quince dineros un marauedí”.
El dinero prieto pesaba
alrededor de un gramo y tenía entre 16 y 18 milímetros de diámetro. Un maravedí de
dineros prietos tenía 31,18 gramos de plata. En el anverso, como en la imagen primera puede apreciarse, aparece un castillo,
con la inscripción ALF REX CASTELLE y en el reverso (imagen segunda), aparece un león a derechas, que, al igual que el castillo, se muestra dentro de una gráfila circular de puntos. Alrededor de dicha figura, otra
leyenda: ET LEGIONIS. Es decir: Alfonso, rey de Castilla y de León. Se presenta
el monarca, por tanto, como rey más poderoso de la península, reivindicando de
esta manera el título de imperator totius hispaniae, adoptado, con otras
denominaciones, al menos desde el siglo X por los reyes de León. El primero en
hacerlo con tal fórmula latina fue Alfonso VI de León (1040/41-1109), que no solo
fue rey de León y Galicia, sino también de Castilla desde 107 y hasta su muerte.
Es por tanto evidente la intención propagandística de las leyendas aparecidas en
las moneda acuñadas durante el reinado del rey sabio, quien, como se sabe, fue
aspirante al título de emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico por ser
hijo de Beatriz de Suabia, nieta de Federico I Barbarroja.
Era una moneda fuerte, con
alto contenido de plata. El sobrenombre de prieto o negro, se debía a que no
había sido sometida finalmente al proceso de blanqueamiento. Fue bien aceptada
por la población. Pero el objetivo de esta sobrevaloración de la moneda, según Gonzalo Oliva, era el de sufragar préstamos con una considerable rebaja. Prestamistas y
rentistas desconfiaban de ella y no la aceptaban en los contratos. El rey
abusaba de sus prerrogativas a la hora de establecer los tipos de cambio, lo que generó, como ya se ha dicho, alza de precios y empobrecimiento general de los más humildes.
El billete que también reproducimos tiene una historia más sencilla.. Se trata del último billete
de cinco pesetas que circuló en España. Fue emitido el 22 de julio de 1954. En
él se muestra (imagen 3) al rey en una imagen que reproduce la estatua realizada por José
Alcoverro Amorós (1835-1910) que se encuentra en la escalinata de entrada a la
Biblioteca Nacional, que adorna el reverso del billete (imagen 4). La iconografía
monetaria del franquismo giró siempre en trono a glorias bélicas y políticas del pasado español, pero, a
partir de 1940, el programa gira hacia figuras más bien representativas de
nuestro acervo cultural, no menos propicio, desde luego, para ser ensalzado en
algo tan cotidiano como un billete. Es aquí donde la elección de Alfonso X
parece consecuente. Como consecuente es que un rey tan amante de los libros, que compuso las Cantigas, que compiló el disperso corpus legislativo de sus reinos en Las Partidas, que escribió de ajedrez, de dados y de historia, y que favoreció la creación de la Escuela de Traductores de Toledo, se encuentre, todavía hoy, ocho siglos después, flanqueando la entrada de la mayor biblioteca de España.
FUSTER, Carlos. Monedas y billetes españoles. 1833-1993. Numismática Carlos Fuster. Barcelona, 1994. 208 páginas. Sin ISBN.
OLIVA MANSO, Gonzalo. La moneda en Castilla y León (1265-1284). Alfonso X, un adelantado a su tiempo. En “Espacio, Tiempo y Forma”, número 33. Serie III, Historia Medieval. UNED. Madrid, 2020. Páginas 435-472. ISSN: 0214-9745
TORTELLA CASARES, Teresa. El billete español en la edad contemporánea. Mucho más que un medio de pago. En “VII jornadas científicas sobre documentación contemporánea (1868-2008”. Juan Carlos Galénde Díaz et. al., coordinador. España, 2008. Páginas 329-366. ISBN: 978-84-691-7549-1
VALDEÓN, Julio. Alfonso X El Sabio. Colección Villalar, número 1. Junta de Castilla y León. Valladolid. Consejería de Eduación y Cultura. Valladolid, 1986. 141 páginas. ISBN: 84-505-366-X
Imágenes: colección propia
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